Día 5. El cansancio que alimenta
Nos levantamos y tras coger fuerzas con nuestros desayunos
maratonianos, decidimos que dividiendo fuerzas ganamos en productividad. Además,
ya somos seis en el grupo, y tenemos tareas muy diferentes a realizar esta
mañana. Nos separamos equitativamente, tres compis se van al campo con Alex, y
tres nos vamos de compras.
Comenzamos con las actividades diarias del campo, juegos y
cantos con los más peques, y empezamos con la fabricación de mobiliario para la
zona del té. También hacemos un columpio muy
modesto que a la tarde colgaremos en un árbol.
Kindergarden con los peques
En la otra punta de Thessalonikis estamos de compras. Cargamos
la furgo con un montón de cosas, desde
un altavoz para la clase de música hasta un ábaco para la clase de mates. También compramos clavos y tablero para poder
seguir construyendo las cosas que se nos van ocurriendo, como unos carteles para
poner junto a la carretera, pues los niños juegan y corren cerca de ella. Y por
si la furgoneta estuviera sufriendo poco con tanto peso, nos hacemos con un gran
avituallamiento de agua. Recibimos algunas donaciones no esperadas, “ unos
amigos suecos” nos regalan lápices para todos los residentes, y quizás sobren
para algún campo aledaño.
Segundo día de compras
Nos volvemos a juntar cuando el Sol llega a su cénit, y como
si el calor fuera una sensación voluntaria, que se pudiera apartar cuando uno
quiere, nos reciben a la carrera con saltos y gritos de: ¨¡Amigo, amigo! My
friend, my friend!¨, con esa energía solamente atribuible a la gente chica. Nos
alegra muchísimo ver cómo la gente de todas las edades se involucra poco a poco
en nuestras actividades, deciden pintar una de las mesas con un diseño propio,
y otra con el dibujo de un tablero de ajedrez. Aparecen las mujeres exigiendo
su clase de yoga que, aunque no estaba programada, la impartimos con gran
satisfacción. Casi sin darnos cuenta el sol y el aíre fresco nos va dando un
respiro y comienzan a llegar los hombres para echar su liguilla ineludible de
todos los días. Nuestro compañero entra al trapo, y creemos que hemos
descubierto un nuevo deporte entre el futbol y el rugby, aquí la competitividad
y el juego duro es notable.
Manos a la obra
Los no aficionados somos llevados por la hora del té. Charlas y bromas con los más mayores, acompañadas
con historietas de todo tipo y de ambas partes. Desde las más amargas hasta las
que nos hacen llorar de risa. Poco a poco nos vamos integrando con los adultos
y no podemos dejar de sentir que, de no ser por el idioma, podrían ser el
vecino de nuestra puerta de al lado.
Cerramos el centro cultural y nos guardamos las llaves a
buen recaudo. El fin de semana no hay clases y tampoco viene Alex .Nos dejan
hacer a nuestro libre albedrío.
De este modo, nos despedimos de todos nuestros AMIGOS (cosa
que nos está llevando unas dos horas diarias aproximadamente), y nos vamos a
casa con un cansancio que alimenta. Mañana será otro largo día que termine, a
pesar nuestro.
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