viernes, 26 de agosto de 2016

DÍA 12: EL TÉ DE CADA DÍA

Nos despertamos con la sensación que el tiempo está pasando demasiado rápido, tanto, que ni siquiera somos capaces de reflexionar sobre todas las experiencias tan intensas que estamos viviendo. Tenemos tal cantidad de información, dudas, preguntas, ideas, sueños, rondando por nuestras cabezas….

Sin tiempo para mucho más, nos ponemos en marcha apresuradamente. Un compañero con quien repartimos los desayunos en el parque, nos avisa que la policía ha comenzado a desalojar a la gente que se encontraba allí. Cuando llegamos, apenas hay unas cuantas familias. Ni rastro de nuestro compi. Otra voluntaria nos cuenta que ha visto cómo la policía se acercaba a él, conversaban y le indicaban que debía acompañarles al coche. Se lo llevan a comisaría.

Tras reunirnos todos los voluntarios, tenemos claro que, a pesar que no conseguimos contactar con él, y que muchas de las familias que se encontraban en el parque se han dispersado hacia otras zonas, debemos continuar con nuestra labor. Así que, como cada día, nos organizamos y nos repartimos entre las distintas áreas donde habitualmente les encontramos, mientras seguimos pendientes de noticias por parte del compa. 

 Equipo limpiando la zona del parque desalojada

Casi finalizando el trabajo, llegan las buenas nuevas, ¡por fin está fuera! Esperamos su llegada con un café, muy necesario dado el poco descanso de estas semanas. Por fin reunidos, nos cuenta cómo se han sucedido los acontecimientos. Durante el desalojo, comienza a grabar con el móvil, la policía se acerca y le pide la documentación, tras lo cual, le piden que les acompañe a comisaría, simplemente por estar grabando. Descubrimos que aquí también se estila la Ley Mordaza. Nos comenta que sólo ha habido un momento un poco violento, cuando le intentan arrebatar el teléfono para ver la grabación. También nos cuenta cómo, rápidamente, a través de otros voluntarios, se ponen en marcha algunos abogados con quienes han contactado a través de uno de los Centros Sociales en los que habitualmente se organizan y reúnen los voluntarios independientes. En la misma comisaría, los policías discuten sobre los pasos a seguir. Por lo visto, no quieren líos diplomáticos con la Embajada Española, así que deciden dejarle irse sin cargos, no sin antes intentar que firmase unas diligencias en griego, a lo cual por supuesto, no accede.

Tras contarnos todo este periplo, y hacer algunas gestiones, ponemos rumbo a Sinatex. Hoy se unen otros tres nuevos voluntarios, con quienes repartimos los desayunos, pues quieren conocer el trabajo que estamos haciendo, así como las condiciones del campo etc. En cuanto llegamos, les reciben como habitualmente lo hacen, con sonrisas, abrazos y ofrecimientos de té. Tras una visita guiada por dentro del campo, nos ponemos manos a la obra, el tiempo apremia, y quedan tantas cosas por hacer… Nuestros amigos, se unen a la tarea, totalmente integrados en la dinámica del campo.


 Creamos algunos juegos para el Cultural Center

Al final de la tarde, avistamos un grupo de personas llegando a Sinatex. Muchos curiosos, nosotros incluidos, nos acercamos. Cuál es nuestra sorpresa cuando, al  llegar, nos damos cuenta que se trata de un grupo de Testigos de Jehová, que vienen a evangelizar. ¡Alucinamos! ¿De verdad creen que esto es lo que más necesitan las personas que viven allí?

Tras despedirnos del equipo de desayuno, y terminar de recoger el Centro Cultural, no podemos evitar entrar a tomar el té con una de las familias del campo. Almas, la madre, espera cada día el momento en que finalizamos el trabajo para persuadirnos y compartir un momento juntos, con una conversación agradable. Esperamos algún día poder recibirla en nuestra casa, tal y como ella lo hace cada día.

OPEN THE BORDERS!


                                         El té de cada día






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