Ninguno de nosotros quería que llegase el día de hoy. El tiempo, los días, son imparables y
finalmente todo llega y todo termina. El equipo pone punto y aparte a esta experiencia, tan
preciosa como dolorosa, tan real como la vida.
Antes de ponernos tan sentimentales como nuestro ser necesita, vamos a ser fieles a la
narración de nuestra andadura.
Despertador a las 8 de la mañana, con unos minutos de prórroga para ir abriendo los ojos.
Caras largas y miradas que lo dicen todo, nos vamos, pero antes aún quedan cosas
importantes que hacer, en marcha.
Recogemos maletas y salimos de casa a encontrarnos con el Breakfast Team. Mientras
pedimos el café de rigor, Jousep nos cuenta su segunda experiencia consecutiva con la policía.
La tarde anterior fue a conocer lo que había sido el campo de Idomeni y, ante la ausencia de
señalización de zona militar, tomó unas cuantas fotos, lo que alarmó a un agente que se
encontraba a lo lejos. Quién eres, para qué haces fotos aquí, está prohibido, acompáñeme a
comisaría. Allí se encuentra con cordialidad y no mucho más que llegar a la conclusión de que
intentar dar visibilidad a la crisis de refugiados es algo que incomoda profundamente a las
autoridades griegas.
Después de la charla, ya con cierta sorna hacia Jousep por su segunda detención, comenzamos
con la distribución y reparto. Hoy es rápido, ya tenemos la compra hecha y hay menos gente.
Se rumorea que varias familias han intentado pasar a Macedonia. Durante estos días, apenas
hemos conversado con las personas, pues es una situación tremendamente dura y no
queremos incomodar con demasiadas preguntas. No obstante, la complicidad es algo que
surge sin necesidad de mediar palabra y hoy, tanto durante el reparto, como al terminar, nos
hemos despedido de varias familias y les hemos dado toda la fuerza posible para continuar con
su camino. Nunca sabremos si lo conseguirán.
Ahora toca despedirse del equipo del desayuno. Amigos, os esperamos en Zaragoza.
Volvemos a casa y antes de entregar las llaves acabamos con las sobras de la nevera y echamos
una pequeña siesta, la primera y última de todo el viaje.
Nos dirigimos por última vez a la que ya también es nuestra casa, Sinatex. Como cada día, los
pequeños vienen a recibirnos sabiendo que en unas horas volamos camino a España. Hoy no
nos quedamos en el centro cultural, entramos directamente al campo a despedirnos poco a
poco de todo el mundo.
Entre adiós y adiós, nos hacemos todo un book fotográfico, intercambiamos números de
teléfono, deseamos y nos desean toda la suerte del mundo, tomamos nuestro té diario y
colgamos una preciosa pancarta con el lema “Open the borders”, la cual ha sido firmada con la
palma de la mano de muchos de los niños del campo.
Ya no queda más por hacer. Nuestros más allegados salen a despedirnos y durante los últimos
minutos una sinfonía de besos y abrazos inunda el campo. Seguro que ninguno de nosotros
había abrazado antes de esa manera. Es más que una muestra de afecto, más que una
despedida. Es una unión para toda la vida.
Han sido dos semanas muy intensas. El cansancio físico y mental quedan totalmente
apartados, y sólo podemos mostrar agradecimiento hacia todas y cada una de las personas
que nos han abierto las puertas de su casa y de su corazón.
El equipo se dirige ahora mismo hacia Zaragoza, después de un largo viaje, durante el cual no
podemos dejar de pensar en todo lo vivido. Nos va a costar unos cuantos días adaptarnos a lo
que se supone que es nuestra vida normal. Después de todo, creo que algunos hábitos,
pensamientos o formas de vida no volverán a ser iguales.
Nos despedimos momentáneamente. Tenemos claro que esto no puede quedar aquí. Nuestro
apoyo hacia las miles de personas que luchan por que sus vidas no se estanquen frente a una
frontera seguirá latente y fuerte. Si por el camino conseguimos seguir despertando sonrisas,
todo habrá merecido la pena.
NO BORDERS.
Un espacio donde informaros de nuestra experiencia de trabajo en un campo de refugiados en Tesalónica
lunes, 29 de agosto de 2016
sábado, 27 de agosto de 2016
DIA 13: Punto y seguido.
Una día más, nuestro despertador suena a las 8 de la mañana
y el café que preparamos desprende sus primeros aromas a despedida. Somos
conscientes que sólo nos quedan dos días aquí y que nuestros sentimientos cada
vez más, se disponen a flor de piel.
Nos dirigimos como cada mañana, más veloces y ya acostumbrados
al caos de la circulación griega a la zona de parques próxima a la estación
donde, junto a nuestros equipo de voluntarios, cada vez más numeroso y cercano,
a distribuir unos pocos de alimentos que aporten algo de energía a estas
personas que realmente no saben hacia donde ni hasta cuando les conducirá este
viaje tenebroso cargado de incertidumbre. Cada pieza de fruta o vaso de leche
entregado se prolonga con una mirada o contacto que nos encoge en lo más
profundo de nuestros adentros.
"Breakfast team"
Hoy hay más gente que en días anteriores y muchos de los
rostros nos son familiares porque muchos de ellos han retornado a los lugares
de donde fueron desalojados ayer.
Terminado el reparto toca despedirnos de algunos compañeros
del “breakfast team” que regresan a sus ciudades con la sensación de haber
aportado su pequeño trabajo de hormiga que por desgracia, cada día hay que casi
comenzar a construir de nuevo.
Cargamos el maletero con la compra para mañana y nos dirigimos
al campo con la idea de poder estrenar los últimos juegos que anoche terminamos
en casa entre bostezos apoderados de cansancio, pero siempre esperanzadores y
cargados de ilusión. Los niños enseguida participan y disfrutan con ellos y
preparan sus primeras estrategias que mejoraran seguramente en los días
venideros.
Afinando la puntería
Otra tarea pendiente que somos capaces de terminar de cerrar
es el reparto de pasta y cepillos de dientes para todos los habitantes del
campo, gracias también a vuestras
aportaciones económicas. Llegados a este
punto conseguimos ver más allá de las sonrisas que nos regalan las caries que
enmascaran muchos momentos difíciles ligados al dolor y tristeza.
Asombrados
Ponemos en marcha el kit de peluquería del campo y dos de
nuestras hairdresser cortan cabellos a varias personas, entre ellas a tres de
nosotros.
Ya en casa y con nuestra última pita entre manos, digerimos
las sensaciones del día y vemos más claro que esto no termina aquí, pensando ya
cómo y de qué manera seguir colaborando desde nuestros privilegiados hogares de
cuatro paredes.
viernes, 26 de agosto de 2016
DÍA 12: EL TÉ DE CADA DÍA
Nos despertamos con la sensación que el tiempo está pasando
demasiado rápido, tanto, que ni siquiera somos capaces de reflexionar sobre
todas las experiencias tan intensas que estamos viviendo. Tenemos tal cantidad
de información, dudas, preguntas, ideas, sueños, rondando por nuestras cabezas….
Sin tiempo para mucho más, nos
ponemos en marcha apresuradamente. Un compañero con quien repartimos los desayunos
en el parque, nos avisa que la policía ha comenzado a desalojar a la gente que
se encontraba allí. Cuando llegamos, apenas hay unas cuantas familias. Ni
rastro de nuestro compi. Otra voluntaria nos cuenta que ha visto cómo la
policía se acercaba a él, conversaban y le indicaban que debía acompañarles al
coche. Se lo llevan a comisaría.
Equipo limpiando la zona del parque desalojada
Casi finalizando el trabajo,
llegan las buenas nuevas, ¡por fin está fuera! Esperamos su llegada con un café,
muy necesario dado el poco descanso de estas semanas. Por fin reunidos, nos
cuenta cómo se han sucedido los acontecimientos. Durante el desalojo, comienza
a grabar con el móvil, la policía se acerca y le pide la documentación, tras lo
cual, le piden que les acompañe a comisaría, simplemente por estar grabando.
Descubrimos que aquí también se estila la Ley Mordaza. Nos comenta que sólo ha
habido un momento un poco violento, cuando le intentan arrebatar el teléfono
para ver la grabación. También nos cuenta cómo, rápidamente, a través de otros
voluntarios, se ponen en marcha algunos abogados con quienes han contactado a
través de uno de los Centros Sociales en los que habitualmente se organizan y
reúnen los voluntarios independientes. En la misma comisaría, los policías
discuten sobre los pasos a seguir. Por lo visto, no quieren líos diplomáticos
con la Embajada Española, así que deciden dejarle irse sin cargos, no sin antes
intentar que firmase unas diligencias en griego, a lo cual por supuesto, no
accede.
Tras contarnos todo este periplo,
y hacer algunas gestiones, ponemos rumbo a Sinatex. Hoy se unen otros tres
nuevos voluntarios, con quienes repartimos los desayunos, pues quieren conocer
el trabajo que estamos haciendo, así como las condiciones del campo etc. En
cuanto llegamos, les reciben como habitualmente lo hacen, con sonrisas, abrazos
y ofrecimientos de té. Tras una visita guiada por dentro del campo, nos ponemos
manos a la obra, el tiempo apremia, y quedan tantas cosas por hacer… Nuestros
amigos, se unen a la tarea, totalmente integrados en la dinámica del campo.
Creamos algunos juegos para el Cultural Center
Al final de la tarde, avistamos
un grupo de personas llegando a Sinatex. Muchos curiosos, nosotros incluidos, nos
acercamos. Cuál es nuestra sorpresa cuando, al llegar, nos damos cuenta que se trata de un
grupo de Testigos de Jehová, que vienen a evangelizar. ¡Alucinamos! ¿De verdad
creen que esto es lo que más necesitan las personas que viven allí?
Tras despedirnos del equipo de
desayuno, y terminar de recoger el Centro Cultural, no podemos evitar entrar a
tomar el té con una de las familias del campo. Almas, la madre, espera cada día
el momento en que finalizamos el trabajo para persuadirnos y compartir un
momento juntos, con una conversación agradable. Esperamos algún día poder
recibirla en nuestra casa, tal y como ella lo hace cada día.
OPEN THE BORDERS!
El té de cada día
jueves, 25 de agosto de 2016
DÍA 11: Cena en familia
Una parte del equipo llega ahora a casa, doce de la noche.
La otra parte, está despidiendo a una buena amiga, compañera y por siempre parte
de esta historia que cambió nuestras vidas. Un fuerte abrazo de esos que llegan al alma (nos vemos en
Zaragoza, guapísima).
Hemos comenzado con lo que ya se ha convertido en una
rutina, acortamos el tiempo de nuestros desayunos para poder repartir una comida
por los parques de Thessaloniki. Qué decir de las historias, la situación y el
poco caso que se hace a los que Eduardo Galeano llamaría los nadies de este conflicto. Repartimos de la forma más equitativa
posible agua, leche con un poquito de cacao y cualquier cosa que se puedan
llevar al estómago para palear las calamidades de la vida en la calle.
Tras la ardua tarea para nuestros corazones, volvemos a
separarnos. Mientras la mitad de nosotros estamos en el campo terminando a
contra reloj los frentes que tenemos abiertos, la otra mitad nos vamos en busca
de una fábrica en la que se guardan montañas de ropa y zapatos que las fuerzas
de seguridad del estado griego sacaron con una pala retroexcavadora de los tres
núcleos okupas que se dedicaban a organizar este caos.
Se puede estar de acuerdo con esta filosofía o no, eso depende de la forma de
pensar de cada individuo, lo que está claro es que nadie, ni el gobierno, ni
las grandes ong´s hacen nada por ellos. Sólo pequeños grupos de voluntarios
independientes intentan cubrir sus necesidades más básicas de la mejor manera que pueden.
Una vez encontrada, nos cuentan la historia del lugar, es
una empresa que fabricaba azulejos y después de su quiebra, los mismos
trabajadores la convirtieron en una fábrica de jabones ecológicos y que
gestionan de un modo cooperativista. En una de sus asambleas decidieron ceder
un espacio para que toda esta ropa y trabajo no quedara arrojada en un olvido
por ser una molestia para el partido político de turno. No os conocemos ni
sabemos quién sois, pero ¡mil gracias!
El trabajo allí dentro no es divertido, ni el espacio
reconfortante, pero sí necesario. Entramos en un bucle de separar por tallas y
temporadas, y nos acude a la cabeza las imágenes del primer día de rebajas en
la zona de oportunidades. Esto nos hace recapacitar sobre el estilo de vida que
llevamos, en una sociedad completamente consumista, y como nos deshacemos de
las cosas materiales, ya sea porque no están a la moda, pasaron de temporada, o
simplemente porque las compramos en un impulso de derroche y nunca las llegamos
a utilizar.
Ropa con mucha vida por delante
Montamos en el coche con un polizón a bordo, un nuevo amigo
que hemos conocido en los repartos matutinos y que quiere conocer Sínatex, su
gente, y la tarea que allí se realiza. No puede venir en mejor momento, pues
hoy, ¡tenemos fiesta!
Con el fin de acercar más aún si cabe, la cultura española y
kurda, hemos organizado una cena con los
mejores manjares de cada pueblo. Rollitos de arroz entre hojas de parra,
ensaladas de queso, tomate y pepino, pisto picante de pimientos, yogurt líquido
para untar, berenjena y calabacines rellenos y, como no, tortilla de patatas.
Casi obligados por el protocolo, nos hacen sentarnos a los
internacionales a un lado, los Sirios al otro. Se suceden las conversaciones,
las risas y las caras de satisfacción y alegría. Si fuese una competición por
qué lado de la mesa ha quedado más prendado del otro, sería empate. Tras una
digestión complicada por la cantidad de comida, y ayudada por unos cuantos tés,
nos levantamos para comenzar las
despedidas. Hoy mucho más significativas, si cabe.
Pero el karma funciona, y como era de esperar, nuestro nuevo
compi se ha enamorado del ambiente que
se respira en este lugar, y sin dudarlo ni un momento, ha decidido continuar
con la tarea que nuestra compañera ha realizado todos estos días.
Festín de amor
Es la una y cuarto de la noche, todo el equipo está
durmiendo menos yo. Solo me acompaña el sonido de los coches de la calle y las
teclas del ordenador. Mañana será otro día que comience maquetando esto para que
podáis leerlo. Me voy a la cama con la sensación de haber estado en una reunión
familiar de esas en las que solo se celebra el estar juntos.
miércoles, 24 de agosto de 2016
DÍA 10: A FLOR DE PIEL
Empezamos el día rauda y velozmente. Debemos estar a las
9:30 para repartir el desayuno con otros voluntarios independientes por los parques.
Ver la situación de las personas que están en el parque sigue siendo muy duro
para nuestros corazones. Sobreviven sin ninguna necesidad básica cubierta y a
su suerte o a la de las mafias, dependen
de la voluntad de las personas que de manera independiente nos acercamos, así
cada día sin saber si beberán agua o comerán. Son los olvidados en un conflicto
que trasciende la guerra de Siria: iraníes, afganos, pakistaníes que también han
dejado sus hogares y sueñan con llegar a Europa para una vida digna y que sin
papeles no existen a los ojos del mundo, de Europa o de sus nuevos vecinos
griegos.
Estrenando el Mikado
Gracias a las páginas amarillas hemos creado otros
proyectillos como el del jardín culinario dentro del campo, que os contamos
ayer, o el kit de peluquería y barbería para que los profesionales ofrezcan sus
servicios a los compañeros.
En la escuela seguimos con las actividades y las clases de inglés
con pequeños y adultos que muestran un interés increíble, así da gusto.
Gracias al jardín culinario, hemos encontrado una rana verde
que ilumina la cara de grandes y pequeños al ver vida a su alrededor en un
sitio tan yermo. Le construimos un hogar temporal para llevarlo a la escuela
donde los niños están estudiando animales en clase de inglés. Así que hoy aprendemos
sobre la rana mientras la observan, imitan, ilustran y escriben sobre ella.
Por otro lado continuamos grabando el documental, ahora ya, con entrevistas personales.
Entrevistando a nuestro amigo Rudim
Por otro lado, hoy han tenido una reunión en el campo
algunas personas de organizaciones que ofrecen sus servicios allí. Hay que
prepararse para el invierno, nieva mucho y la instalación y los habitantes no
están preparados para el frío. Hay tiendas textiles a la intemperie y, obviamente, no son impermeables. Además no tienen ropa de abrigo, ya que llegaron con la
idea de estar en sus destinos europeos en una semana.
Nuestro granito de arena es diseñar, comprar y empezar a
construir con los carpinteros del campo, y cualquiera con ganas de aprender, un suelo que
eleve las tiendas exteriores para no estar en contacto con el asfalto y aislarlas
un poco del frío y la humedad de la nieve.
Cada día nos damos cuenta del poco tiempo que nos va
quedando y lo mucho que hay que hacer. En las conversaciones que mantenemos, en
los innumerables tés a los que nos invitan, nos cuentan sus éxodos, sus vidas
anteriores, sus planes y sueños, así como las necesidades médicas que
intentamos solventar.
Aquí seguimos, al pie del cañón, mano a mano y con el
corazón a flor de piel.
Nuevos asientos.¡Nos encanta reciclar!
martes, 23 de agosto de 2016
Día 9. Las dos realidades
Nos levantamos dispuestos a poner en marcha nuevas iniciativas.
Como consecuencia de la crisis de refugiados, en Grecia, hay dos realidades: La de las personas que tienen condición de
refugiadas y las que no.
Las personas que no tienen condición de refugiadas, no
tienen derecho a vivir en un campo. Vienen en su mayoría desde Afganistán,
Paquistán e Irán. Muchos viven en la
calle, casas okupadas, siempre pendientes de posibles desalojos, o los más “afortunados” en pisos alquilados,
gracias a la solidaridad de algunas personas.
Hoy vamos a contaros esta segunda realidad.
Gente viviendo en el parque
Nos dividimos de nuevo. En el campo empezamos con las tareas
rutinarias y conseguimos trabajar un huerto comunitario, en el que colaboran orgullosos algunos
adultos. Nos sorprende y sobre todo, nos alegra que nos permitan hacerlo dentro
del campo.
La otra parte del equipo nos reunimos con un grupo de españoles
que se dedica a repartir el desayuno a la gente que vive en la calle. Quedamos en un parque, donde ya podemos ver a
gente esperando su cola-cao, frutas y galletas y nos desplazamos a varios
puntos más con el mismo desayuno.
Después de una noche
de tormenta y varios chaparrones, las condiciones en las que nos los
encontramos son inhumanas. Ropa mojada, caras de agotamiento…ni siquiera tienen
esterillas. Todo esto unido a la intranquilidad constante por el miedo a que la
policía les desaloje por estar en un sitio público. Hoy no hay mucha gente y
somos bastantes voluntarios, por lo que acabamos pronto. Aprovechamos para hacer unas compras para el
campo y decidimos volver a la hora de comer con la intención de hablar con las
personas que se dedican a hacer el reparto de comidas.
De nuevo en el parque, conocemos a dos voluntarios que están haciendo algunas
curas con el poco material médico que tienen. Junto a ellos, nos vamos a hablar
con uno de los chicos que se encuentra ahí. Nos cuenta que hoy no ha pasado el
grupo y no han comido nada.
Hacemos el recorrido de por la mañana para ver si nos
encontramos con los voluntarios, pero nada, hoy no vienen. Volvemos al parque y después de hacer un
recuento de las personas que se encuentran ahí y observar necesidades tan
básicas como beber agua, nos vamos al mercado. Compramos agua, zumo, manzanas y
plátanos. Repartimos una pieza de fruta por persona y una botella de agua y de
zumo por familia junto con un paquete de toallitas higiénicas.
Esperando reparto de comida
Nos impacta la situación general y varios casos
especialmente vulnerables en particular, como una mujer embarazada, dos bebés
llenos de polvo y un niño discapacitado.
Salimos hacia el campo, relativamente tranquilos porque nos
hemos asegurado de que al menos hoy, van a estar hidratados pero con una
estampa difícil de olvidar.
Nos volvemos a juntar los seis y nos preparamos porque
vienen curvas. Algunos estudiantes de inglés nos pidieron una clase de
conversación donde poder hablar sobre su situación.
Enseguida empiezan a participar y escuchamos sus
testimonios, que aceptan que grabemos para el documental que estamos
preparando.
Nos cuentan con
nostalgia su vida en Siria, con entereza como llegaron hasta aquí y con una
fuerza extraordinaria que esperan de su futuro. A nosotros nos cuesta mantener
la entereza que ellos demuestran.
Después de uno de los días más intensos emocionalmente,
charlamos un rato con los amigos que aún no se van a cenar y después de las
despedidas nos vamos para casa.
El plan para mañana es similar al de hoy.
Nos vamos a descansar para coger el día con fuerzas.
Hasta mañana!
lunes, 22 de agosto de 2016
Día 8. Lunes de duelo en Sinatex
Tras la triste noticia que llegó ayer al campo a última hora
de la tarde, hoy nos dirigíamos allí pensando que quizá la escuela no hubiese
abierto sus puertas y que las familias permanecieran austeramente en sus
tiendas. No ha sido así. Como en cualquier otra circunstancia, el mundo no se
ha detenido por completo ante la pérdida de uno de sus habitantes, pero sí que
ha estado latente durante todo el día el respeto hacia los familiares.
Acostumbrados al griterío constante de los niños, hoy hemos respirado calma y
tranquilidad inmersas en la rutina del comienzo de la semana.
Nuestra jornada ha comenzado con una nueva misión. Hoy hemos
sido los encargados de hacer el reparto de las verduras, que habitualmente es
llevado a cabo por EREC. División de tareas desde que hemos abierto el ojo para
ser más efectivos, unos al mercado y otros a otros recados. Sobre las once de
la mañana nuestra furgoneta ya estaba cargada de kilos de berenjenas, patatas y ajos y lista rumbo a Sinatex. Antes
parada en un impresionante invernadero, donde hemos comprado romero, laurel,
aloe vera, y menta para fomentar la construcción de un huerto que les sea útil
para cocinar a su gusto y para aliviar de forma natural e indefinida posibles malestares.
Nuestra furgoneta lista para ir a Sinatex
Una vez hecho el reparto de los alimentos, cada uno ya sabe
cual es su tarea, así que vamos a por ella. Terminar de pintar y barnizar mesas
de juegos, hacer carteles para colocar en la carretera alertando de que hay
niños en las inmediaciones, cuadrando horarios de las actividades vespertinas
de la semana o estrenarse como profesora de inglés. Por supuesto, todo con la
colaboración y mirada atenta de los pequeños, de los que no nos cansaremos de
deciros que cada día queremos más. Será porque cada día nos dan más.
Terminando la mesa de Backgammon
Hoy hemos comenzado también con la filmación de un pequeño reportaje
que, esperamos, sea una muestra de todas y cada una de las identidades que día a
día luchan por acabar esta batalla.
Primeras tomas del reportaje
Prácticamente sin haber podido dar todavía al rec y a unos doscientos metros alejados
de la puerta del campo, un coche de la policía fronteriza que habitualmente
pasa el rato allí, para a nuestro lado. Seguro que ya os lo estáis imaginando,
actitud chulesca, autoritaria e interrogatoria que evidencia la censura ante la crisis de
refugiados. Nos pregunta qué hacemos allí, de que organización somos y qué estamos
grabando. Nos explica que no se puede hacer porque algún refugiado se puede
molestar y entonces nos tendrá que detener, poniéndonos como ejemplo otra
situación, supuestamente ocurrida en el pasado en otro campo. Le contestamos
que estamos fuera y alejados del campo, no hay nadie alrededor, excepto uno de
nuestros amigos que nos acompaña curioso ante la presencia de una cámara, y que
en el caso de sacar a aluna persona, no se preocupe, que previamente sabemos
que debemos pedir permiso. No es suficiente y nos pide la documentación y que
le acompañemos a su oficina, donde apunta nuestros datos mientras otro oficial
nos cuenta la misma monserga de un modo más amable. Nos queda claro que no
podemos entrar al campo con la cámara, pero el centro cultural es nuestro
territorio, allí no podrán callar ninguna voz.
Continuamos como si nada hubiera pasado. Los pequeños
enseguida se han percatado de la intervención de la policía y hasta los más
enanos nos han preguntado si estábamos bien. No creo que ninguno de estos niños
tenga la ilusión de mayor ser policía.
Entrada ya la tarde (otra vez sin darnos cuenta) probamos
los juegos de mesa, seguimos con manualidades, partidito de fútbol alevín, yoga
para las geniales féminas y continuamos con la elaboración de las “páginas
amarillas”, la cual nos aporta muchísima información sobre los inicios del
campo y de cómo los propios refugiados fueron a negociar con el ejército y
exigieron una serie de condiciones que aún después de cuatro meses no se han
llevado a cabo. Como por ejemplo el servicio 24 horas de una ambulancia, mayor
cantidad de agua, mejora de infraestructura o llamamiento a organizaciones de
voluntariado.
Últimos juegos de la tarde
Recogemos el chiringuito y terminamos la tarde tomando té en
el porche de una familia que nos hace felices solo por el hecho de estar allí. Nos
encanta este ratito de final de tarde, el Sol se ha puesto, el aire corre y
alivia el calor de todo el día y pueden olerse deliciosos guisos caseros. Al
encaminarnos hacia la furgoneta la gente quiere despedirse de nosotros, los
niños se suben en ella sin querer que nos vayamos y los mayores nos invitan a
que al día siguiente vayamos a su haima. Así da gusto.
Es momento de juntarnos los seis después de todo el día. Pese
a que ha sido tranquilo, la cabeza nos
va a tope. Conforme se acerca la vuelta a España, cada vez tenemos menos ganas
de irnos y vamos viendo más necesidades. Somos conscientes de que es imposible
abarcarlo todo. Somos conscientes de que sus vidas no dependen de nosotros.
Somos conscientes de que antes o después tendremos que decir adiós, pero de lo
que seguro somos conscientes es de que intentaremos hasta el último segundo que
Sinatex sea un campo felizmente autogestionado.
domingo, 21 de agosto de 2016
Día 7. Semillitas germinando
Llegamos al ecuador de nuestra
andadura y como todos los días, nos levantamos cansados, pero el tiempo que nos cuesta despejarnos es
tan corto como el que nos supone comenzar a proponer nuevos proyectos e ideas
que ponemos en común en el desayuno. Nos
da la sensación que durante la noche cada uno hace su reflexión particular y
analiza sus propuestas de mejora para aportar a la mañana siguiente. Durante el mismo se van sucediendo
conversaciones y sensaciones vividas en los días anteriores que reflejan en
nuestros rostros sonrisas cargadas de ilusión y ganas de seguir aportando todo
lo que podamos.
Los más peques siempre dispuestos a colaborar
Nos montamos en la furgo rumbo al campamento y vamos notando
que progresivamente le cuesta más subir las cuestas, quizás sea porque cada día
está más llena de todo lo que nos aportan las personas que vamos conociendo más
profundamente. Una vez allí, las primeras horas del día las llevamos a cabo
trabajando de manera conjunta (colocamos
la red de voley, fabricamos fichas de ajedrez para la mesa-tablero, construimos
un “mikado”, y elaboramos nuevos carteles...) Estos trabajos que hacemos entre
risas y guiños alimentan y favorecen, si cabe más, la cohesión entre nosotros.
Apreciamos durante nuestras
construcciones matutinas, la curiosidad de algunos adultos que salen del campo
para observar las cosas que vamos haciendo.
Hoy nuestra estancia, nos regala
otro maravilloso momento, Halil se reencuentra con su padre que había sido deportado
a Turquía un tiempo atrás, el cual pudo escaparse de diferentes controles
policiales para poder encontrarse de nuevo con su familia.
Nos vuelve a sorprender la
generosidad de la gente, cuando nos traen tres platos de guiso de garbanzos
para cargarnos de energía, hecho que nos hace pensar que estamos recibiendo más
de lo que nosotros podemos llegar a aportar.
Después de comer y, sin tiempo
para digerir los productos griegos y kurdos, decidimos, de la misma manera que
el día anterior, diversificar tareas y varios
acceden dentro del campamento para continuar con nuestras “páginas amarillas”,
fomentando las capacidades de los habitantes e intentado captar las necesidades
de otros para procurar solventarlas en la medida de nuestras posibilidades . Por
un lado, percibimos a muchos más activos y motivados con su sentimiento de
utilidad gracias, en parte, al trabajo incansable de Rudim, nuestro traductor.
Algunos inician pequeñas tareas de carpintería y otros deciden plantar algunas
semillas en espacios que ellos mismos han creado para ello. Nos ilusiona y
enriquece la idea de que el campo pueda seguir los pasos de la autogestión. Además,
dos jóvenes del campamento aceptan la idea de iniciar la semana que viene
clases prácticas de dibujo y deporte.
Elaborando las "páginas amarillas"
Algunas personas nos preguntan,
inmersos en un mar de dudas, que país les recomendamos para pedir asilo. Deben
seguir un procedimiento de elección de ocho países en orden de prioridad, los
cuales, desgraciada e injustamente no abrirán sus puertas para poder reorientar
sus vidas.
En una de las paradas entregamos
a una persona, con dificultades visuales percibidas ayer, varias gafas graduadas que recopilamos de
España donadas por amigos y familiares
para que pueda probarlas y así paliar sus dolencias, así como una listado de
hospitales gratuitos en la ciudad de Tesalónica.
Otro alto en el camino, nos
detiene en una de las tiendas del
interior, donde otra de nuestras compis mantiene conversaciones con un grupo de
mujeres que confiesan, de manera abierta y confidente, algunas de sus necesidades , tanto materiales (papel, azúcar,
aceite..) como personales (mayor independencia respecto a sus responsabilidades
familiares y sentirse bien con ellas mismas…)
Durante el recorrido por el
interior del campo surgen conversaciones de gran intensidad con momentos y
palabras que serán muy difíciles de extraer de nuestras cabezas y corazones para
el resto de nuestras vidas.
Mientras tanto, en las aulas
exteriores, continúan las actividades ya asentadas con los niños, así como
otras nuevas propuestas, de carácter innovador con los adultos, a las cuales,
como en días anteriores, sobre todo mujeres y adolescentes acceden ilusionados.
Hoy toca sesión de masajes de mamás para bebés y para ellas mismas.
Taller de masajes para bebés
A unos pocos metros conseguimos reorientar a los hombres en su
práctica deportiva, con la nueva red ya instalada, algunos se acercan a echar
unos toques de voley. Seguro que con el paso de los días podrán alternar los
deportes siendo que, además, hemos
cargado en la furgo una vieja canasta que estaba guardando polvo para intentar arreglarla y darle uso en las
próximas jornadas.
El voley también mola
Poco antes de concluir la sesión
de masajes, se escuchan a lo lejos varios gritos desesperados de varias
personas, podemos observar el tumulto formado y tras varios minutos de
incertidumbre nos hacen saber que dos hermanos han recibido una llamada
telefónica desde Turquía notificando el fallecimiento de su madre en un
accidente de tráfico. Se genera, tanto
fuera como dentro del campo, una sensación de vacío y tristeza que también nos
envuelve a nosotros que nos encauza a decidir que es el momento de terminar con
las actividades y empezar las tareas rutinarias de recogida y limpieza de las
aulas y alrededores para poner fin a otro día intenso, afable y enriquecedor.
sábado, 20 de agosto de 2016
Día 6. Polvo, tiendas, viento y sol
Empezamos el nuevo día con alegría, hemos roto el récord y
hemos dormido más de media docena de horas por primera vez. Hoy, sábado, es un
día de más relax y desayunamos con la calma, tenemos que hacer compras básicas
para nosotros: fruta , pan,…vivimos con tanta ilusión, que a veces se nos
olvida que comemos o incluso que tenemos aparto excretor.
De camino al campo “caza-mierdasqueamos”. Para los no
iniciados, se trata de la afición de coger todo lo que la gente tira como
basura y que nosotros resucitamos de nuevo, así hemos cogido una mesa de té
medio rota que actualizaremos.
Llegamos a Sinatex pasado el mediodía, y van llegando poco a
poco nuestros pequeños amigos con ganas de empezar el cotarro. Empezamos con
nuevos proyectos de infraestructura como ganarle espacio al sol con un nuevo
sombrajo y la confección de una red de vóley que ilusiona a la chavalería,
además, continuamos con otros trabajos ya iniciados, como la mesa de ajedrez y actualizamos
la mesa que acabamos de cazar y deciden convertirla en un tablero de backgamon,
se acerca algún hombre y jovenzanas que se añaden al trabajo. Mientras estamos
con los pequeños en una sesión de baile que resuena por todo el campo.
Bricolaje
La lluvia nos regala un ratito de frescura y un rato más
tarde nos ponemos a comer juntos y sentados en los bancos que construimos, también,
por primera vez. Víctor, nuestro gran amigo nos acompaña, es uno más. Los demás miran con cara de asquillo (algunos
la describirían como “hamás, hamé hamón”)a nuestros bocatas de jayufa (jamón) y montan
una sesión de ”música kurdish” que se oye en todo el campo. Pronto nos
levantamos para unirnos al kurdi-guateque donde bailamos con las chicas
adolescentes que se mean por nuestro estilo.
Pronto llegan las mujeres para la “Beauty party” al
principio discretas, pero a medida que se va llenando el lugar las reciben con
el típico grito árabe (Zaghareet), les encanta tener un espacio para ellas, se
maquillan, se pintan las uñas, se peinan y nos peinan, y todo a pesar de que los niños no las dejan
en paz ni un ratito. Están en su salsa, algunas vienen por primera vez al
espacio cultural, se jalean, se ponen a hacer percusiones y cantar, flotamos
entre risas.
Mientras, otros estaban en una nueva clase baile para adolescentes, jugando con los
niños, tomando el té con las familias y acabando proyectos bricomaniacos.
Calentando motores para la clase de baile
Las conversaciones acercan nuestros corazones cada día aún
más: compartimos el pasado, el presente y el futuro, quieren que sepamos que DAESH
o cualquier “otra organización terroristal” no son musulmanes de verdad, los
que se sienten musulmanes nos cuentan que el islam es ser hermanos de todo ser
viviente y lo demás son paparruchadas.
Además hoy teníamos un nuevo plan para proponer a los
adultos, crear unas páginas amarillas con los habitantes del campo donde cada
uno ofreciera sus habilidades personales (carpintería, costura, aficiones…). Le
comentamos a Rudim, uno de los habitantes, la idea para ver su opinión y
proponerle que sea él el que lleve la voz cantante. Le parece genial y nos
ponemos a diseñar el cuaderno y las fichas personales para hacerlo en inglés y
en árabe, así servirá para ellos y para los voluntarios que vamos llegando.
Pensábamos en empezar mañana, pero a él le apetece comenzar
cuanto antes. Nos avisa de que quizás algunos se sientan recelosos, ya que
están hartos de los censos militares. Empezamos por las tiendas del exterior de
la nave y tenemos una enorme acogida, creen que es una buena idea. Nosotros pensamos que esta idea creará tejido
social y que les incentivará a crear más proyectos para que así dejen de depender
tanto de la voluntad de los que venimos fugazmente. Es enriquecedor conocer sus
habilidades, oficios, hobbies y les traslada a la esfera de la acción, de las
ilusiones y de los sueños.
The helping notebook
The helping notebook
En la otra punta, la fiesta arrasa, música internacional y
étnica, disfrutan tanto que hacen videollamadas a sus familiares en el exterior
para compartir su alegría, dicen que hoy han sido felices.
La noche se nos echa encima y comenzamos con las despedidas,
tanto amor es difícil de despachar en media hora: besos y abrazos ilimitados.
Acaba otro día en lo que Labordeta diría “Polvo, tiendas,
viento y sol”. Mañana dejaremos que nos sorprenda el sol.
viernes, 19 de agosto de 2016
Día 5. El cansancio que alimenta
Día 5. El cansancio que alimenta
Nos levantamos y tras coger fuerzas con nuestros desayunos
maratonianos, decidimos que dividiendo fuerzas ganamos en productividad. Además,
ya somos seis en el grupo, y tenemos tareas muy diferentes a realizar esta
mañana. Nos separamos equitativamente, tres compis se van al campo con Alex, y
tres nos vamos de compras.
Comenzamos con las actividades diarias del campo, juegos y
cantos con los más peques, y empezamos con la fabricación de mobiliario para la
zona del té. También hacemos un columpio muy
modesto que a la tarde colgaremos en un árbol.
Kindergarden con los peques
En la otra punta de Thessalonikis estamos de compras. Cargamos
la furgo con un montón de cosas, desde
un altavoz para la clase de música hasta un ábaco para la clase de mates. También compramos clavos y tablero para poder
seguir construyendo las cosas que se nos van ocurriendo, como unos carteles para
poner junto a la carretera, pues los niños juegan y corren cerca de ella. Y por
si la furgoneta estuviera sufriendo poco con tanto peso, nos hacemos con un gran
avituallamiento de agua. Recibimos algunas donaciones no esperadas, “ unos
amigos suecos” nos regalan lápices para todos los residentes, y quizás sobren
para algún campo aledaño.
Segundo día de compras
Nos volvemos a juntar cuando el Sol llega a su cénit, y como
si el calor fuera una sensación voluntaria, que se pudiera apartar cuando uno
quiere, nos reciben a la carrera con saltos y gritos de: ¨¡Amigo, amigo! My
friend, my friend!¨, con esa energía solamente atribuible a la gente chica. Nos
alegra muchísimo ver cómo la gente de todas las edades se involucra poco a poco
en nuestras actividades, deciden pintar una de las mesas con un diseño propio,
y otra con el dibujo de un tablero de ajedrez. Aparecen las mujeres exigiendo
su clase de yoga que, aunque no estaba programada, la impartimos con gran
satisfacción. Casi sin darnos cuenta el sol y el aíre fresco nos va dando un
respiro y comienzan a llegar los hombres para echar su liguilla ineludible de
todos los días. Nuestro compañero entra al trapo, y creemos que hemos
descubierto un nuevo deporte entre el futbol y el rugby, aquí la competitividad
y el juego duro es notable.
Manos a la obra
Los no aficionados somos llevados por la hora del té. Charlas y bromas con los más mayores, acompañadas
con historietas de todo tipo y de ambas partes. Desde las más amargas hasta las
que nos hacen llorar de risa. Poco a poco nos vamos integrando con los adultos
y no podemos dejar de sentir que, de no ser por el idioma, podrían ser el
vecino de nuestra puerta de al lado.
Cerramos el centro cultural y nos guardamos las llaves a
buen recaudo. El fin de semana no hay clases y tampoco viene Alex .Nos dejan
hacer a nuestro libre albedrío.
De este modo, nos despedimos de todos nuestros AMIGOS (cosa
que nos está llevando unas dos horas diarias aproximadamente), y nos vamos a
casa con un cansancio que alimenta. Mañana será otro largo día que termine, a
pesar nuestro.
jueves, 18 de agosto de 2016
DIA 4. “Vale, vale, un saquico patatas”
Comenzamos el día haciendo las compras de materiales que
necesitamos para poner en marcha nuestras actividades: balones de deportes,
pinturas, blocks de dibujo, lanas, esterillas etc. Somos conscientes que esto
no sería posible sin vuestra ayuda ¡GRACIAS! También aprovechamos una bobina de
cable que encontramos en el camino y la echamos al maletero, estamos seguros
que será de gran utilidad.
Llegamos a Sinatex y mientras algunos preparamos todo para
comenzar, nuestro amigo Mohamed nos ayuda a anunciar por el campo el comienzo
de las nuevas actividades.
Nos dividimos en dos grupos, unos comenzamos con las clases
de deporte, en las que, durante la mañana, dividimos a los chavales por edades
y adaptamos las sesiones a las necesidades e intereses de cada grupo de edad.
Nos damos cuenta de lo acertada que es esta actividad para ellos/as, necesitan
descargar energías, rabias y frustraciones acumuladas.
Deporte a pleno sol
Al mismo tiempo, otro grupo comienza las tareas de
construcción de mobiliario y decoración de la zona comunitaria del exterior del
campo. Pronto se acercan niños, adolescentes y jóvenes, deseosos de colaborar y
crear sus propios espacios. Todos ellos y ellas asumen las tareas que van
surgiendo en la construcción. Observamos que tienen una gran necesidad de
sentirse útiles, de ayudar, de trabajar.
Poco a poco, se va creando un clima en el que los chavales
van cogiendo confianza con nosotros, los sentimos cercanos, y algunos de ellos
empiezan a abrirse y comparten experiencias personales que nos llegan.
En todo momento se muestran participativos, abiertos y de
buen humor, salvando pequeños enfrentamientos entre ellos… Entre actividad y actividad, pasamos un rato
con ellos, aprendemos muchas cosas y también les enseñamos otras. Les hace
mucha gracia algunas de las expresiones que utilizamos. Hoy la frase del día
entre los niños y adolescentes ha sido “Vale, vale, un saquico patatas”
Construyendo la mesa del espacio comunitario
Pequeños y adolescentes colaboran juntos
Por la tarde planteamos una sesión de deporte para mujeres.
Tras conversar con muchas de ellas ayer por la tarde, lo que nos solicitan es
una clase de Yoga. Muchas de estas familias que actualmente se encuentran en
Sinatex, previamente estuvieron asentados en Idomeni, donde tuvieron la
oportunidad de practicar este deporte, que por lo que hemos visto, les encanta.
De hecho, nos ha sorprendido la asistencia de las mujeres a esta actividad.
Habíamos previsto un grupo de 14 aproximadamente, y este es el número de esterilla que hemos
comprado esta mañana. Finalmente, se han superado nuestras expectativas y eso
nos encanta. Casi no había espacio dentro de la tiend para que todas pudieran
hacer los ejercicios con libertad.
Las mujeres están súper motivadas y por supuesto, han pedido
continuar estos días con la actividad. También nos sorprende el estado físico
que tiene muchas de ellas, dadas las condiciones de vida actuales y las
diferentes experiencias que han vivido. Son mujeres fuertes y con agallas.
No podemos decir lo mismo de los hombres. La mayor parte del
tiempo, lo pasan sentados en las zonas de sombra del campo. No participan en
las actividades, ni en construcción, ni en clases de inglés, árabe y kurdo etc,
que se imparten también para los adultos en la escuela. Y lo que es peor, ¡ni siquiera se hacen cargo
de sus hijos cuando las mujeres acuden a Yoga! Solo hemos visto a los hombres
en la zona exterior del campo para jugar un partido de fútbol entre ellos.
Al finalizar la tarde, ha acudido al campo un grupo de
voluntarios/as italianos, que también han realizado actividades con los niños,
han colocado una red wifi y han estado pinchando música con alguno de los
jóvenes del campo.
Colaborando en la actividad de la ONG italiana
Acabamos el día exhaustos, se acusa mucho el estar todo el
día expuestos al Sol. De camino a casa encontramos una tienda de sombrillas de
playa, y decidimos comprar dos, para insertarlas en el centro de las mesas que
estamos construyendo con las bobinas de cable.
Durante todo el viaje, tenemos la sensación que la vida nos
va poniendo en nuestro camino lo que necesitamos en cada momento y también que
la gente con la que nos topamos nos facilita y ayuda en lo que nos proponemos.
Ya en casa, descansamos y esperamos que se haga la hora de
ir a buscar al aeropuerto a nuestra compi, que se incorpora con muchas ganas a
esta experiencia.
Hasta la próxima!
PD: Os volvemos a dar las gracias por las aportaciones que
siguen llegando diariamente. Después de varios días aqu,í tenemos claras cuáles
son las necesidades a cubrir. El número de cuenta sigue activo, os lo
refrescamos:ES44 14910001243000061435
Reunión bajo el árbol
Momentos de esparcimiento entre actividades
Suscribirse a:
Entradas (Atom)