lunes, 29 de agosto de 2016

DÍA 14: SEE YOU TOMORROW MY FRIEND

 Ninguno de nosotros quería que llegase el día de hoy. El tiempo, los días, son imparables y finalmente todo llega y todo termina. El equipo pone punto y aparte a esta experiencia, tan preciosa como dolorosa, tan real como la vida.
 
Antes de ponernos tan sentimentales como nuestro ser necesita, vamos a ser fieles a la narración de nuestra andadura.
 
 Despertador a las 8 de la mañana, con unos minutos de prórroga para ir abriendo los ojos. Caras largas y miradas que lo dicen todo, nos vamos, pero antes aún quedan cosas importantes que hacer, en marcha.
 Recogemos maletas y salimos de casa a encontrarnos con el Breakfast Team. Mientras pedimos el café de rigor, Jousep nos cuenta su segunda experiencia consecutiva con la policía. La tarde anterior fue a conocer lo que había sido el campo de Idomeni y, ante la ausencia de señalización de zona militar, tomó unas cuantas fotos, lo que alarmó a un agente que se encontraba a lo lejos. Quién eres, para qué haces fotos aquí, está prohibido, acompáñeme a comisaría. Allí se encuentra con cordialidad y no mucho más que llegar a la conclusión de que intentar dar visibilidad a la crisis de refugiados es algo que incomoda profundamente a las autoridades griegas.
 
 Después de la charla, ya con cierta sorna hacia Jousep por su segunda detención, comenzamos con la distribución y reparto. Hoy es rápido, ya tenemos la compra hecha y hay menos gente. Se rumorea que varias familias han intentado pasar a Macedonia. Durante estos días, apenas hemos conversado con las personas, pues es una situación tremendamente dura y no queremos incomodar con demasiadas preguntas. No obstante, la complicidad es algo que surge sin necesidad de mediar palabra y hoy, tanto durante el reparto, como al terminar, nos hemos despedido de varias familias y les hemos dado toda la fuerza posible para continuar con su camino. Nunca sabremos si lo conseguirán.
 
 Ahora toca despedirse del equipo del desayuno. Amigos, os esperamos en Zaragoza. 
 
Volvemos a casa y antes de entregar las llaves acabamos con las sobras de la nevera y echamos una pequeña siesta, la primera y última de todo el viaje.
 Nos dirigimos por última vez a la que ya también es nuestra casa, Sinatex. Como cada día, los pequeños vienen a recibirnos sabiendo que en unas horas volamos camino a España. Hoy no nos quedamos en el centro cultural, entramos directamente al campo a despedirnos poco a poco de todo el mundo. 
 
Entre adiós y adiós, nos hacemos todo un book fotográfico, intercambiamos números de teléfono, deseamos y nos desean toda la suerte del mundo, tomamos nuestro té diario y colgamos una preciosa pancarta con el lema “Open the borders”, la cual ha sido firmada con la palma de la mano de muchos de los niños del campo. 
 
Ya no queda más por hacer. Nuestros más allegados salen a despedirnos y durante los últimos minutos una sinfonía de besos y abrazos inunda el campo. Seguro que ninguno de nosotros había abrazado antes de esa manera. Es más que una muestra de afecto, más que una despedida. Es una unión para toda la vida. 
 
Han sido dos semanas muy intensas. El cansancio físico y mental quedan totalmente apartados, y sólo podemos mostrar agradecimiento hacia todas y cada una de las personas que nos han abierto las puertas de su casa y de su corazón. 
 
El equipo se dirige ahora mismo hacia Zaragoza, después de un largo viaje, durante el cual no podemos dejar de pensar en todo lo vivido. Nos va a costar unos cuantos días adaptarnos a lo que se supone que es nuestra vida normal. Después de todo, creo que algunos hábitos, pensamientos o formas de vida no volverán a ser iguales. 
 
Nos despedimos momentáneamente. Tenemos claro que esto no puede quedar aquí. Nuestro apoyo hacia las miles de personas que luchan por que sus vidas no se estanquen frente a una frontera seguirá latente y fuerte. Si por el camino conseguimos seguir despertando sonrisas, todo habrá merecido la pena. 
 
NO BORDERS.
 

sábado, 27 de agosto de 2016

DIA 13: Punto y seguido.

Una día más, nuestro despertador suena a las 8 de la mañana y el café que preparamos desprende sus primeros aromas a despedida. Somos conscientes que sólo nos quedan dos días aquí y que nuestros sentimientos cada vez más, se disponen a flor de piel.

Nos dirigimos como cada mañana, más veloces y ya acostumbrados al caos de la circulación griega a la zona de parques próxima a la estación donde, junto a nuestros equipo de voluntarios, cada vez más numeroso y cercano, a distribuir unos pocos de alimentos que aporten algo de energía a estas personas que realmente no saben hacia donde ni hasta cuando les conducirá este viaje tenebroso cargado de incertidumbre. Cada pieza de fruta o vaso de leche entregado se prolonga con una mirada o contacto que nos encoge en lo más profundo de nuestros adentros.

                                                                   "Breakfast team"

Hoy hay más gente que en días anteriores y muchos de los rostros nos son familiares porque muchos de ellos han retornado a los lugares de donde fueron desalojados ayer.

Terminado el reparto toca despedirnos de algunos compañeros del “breakfast team” que regresan a sus ciudades con la sensación de haber aportado su pequeño trabajo de hormiga que por desgracia, cada día hay que casi comenzar a construir de nuevo.

Cargamos el maletero con la compra para mañana y nos dirigimos al campo con la idea de poder estrenar los últimos juegos que anoche terminamos en casa entre bostezos apoderados de cansancio, pero siempre esperanzadores y cargados de ilusión. Los niños enseguida participan y disfrutan con ellos y preparan sus primeras estrategias que mejoraran seguramente en los días venideros.

                                                  Afinando la puntería

Otra tarea pendiente que somos capaces de terminar de cerrar es el reparto de pasta y cepillos de dientes para todos los habitantes del campo, gracias también  a vuestras aportaciones económicas.  Llegados a este punto conseguimos ver más allá de las sonrisas que nos regalan las caries que enmascaran muchos momentos difíciles ligados al dolor y tristeza.

                                                                      Asombrados

Ponemos en marcha el kit de peluquería del campo y dos de nuestras hairdresser cortan cabellos a varias personas, entre ellas a tres de nosotros.
Ya en casa y con nuestra última pita entre manos, digerimos las sensaciones del día y vemos más claro que esto no termina aquí, pensando ya cómo y de qué manera seguir colaborando desde nuestros privilegiados hogares de cuatro paredes.


viernes, 26 de agosto de 2016

DÍA 12: EL TÉ DE CADA DÍA

Nos despertamos con la sensación que el tiempo está pasando demasiado rápido, tanto, que ni siquiera somos capaces de reflexionar sobre todas las experiencias tan intensas que estamos viviendo. Tenemos tal cantidad de información, dudas, preguntas, ideas, sueños, rondando por nuestras cabezas….

Sin tiempo para mucho más, nos ponemos en marcha apresuradamente. Un compañero con quien repartimos los desayunos en el parque, nos avisa que la policía ha comenzado a desalojar a la gente que se encontraba allí. Cuando llegamos, apenas hay unas cuantas familias. Ni rastro de nuestro compi. Otra voluntaria nos cuenta que ha visto cómo la policía se acercaba a él, conversaban y le indicaban que debía acompañarles al coche. Se lo llevan a comisaría.

Tras reunirnos todos los voluntarios, tenemos claro que, a pesar que no conseguimos contactar con él, y que muchas de las familias que se encontraban en el parque se han dispersado hacia otras zonas, debemos continuar con nuestra labor. Así que, como cada día, nos organizamos y nos repartimos entre las distintas áreas donde habitualmente les encontramos, mientras seguimos pendientes de noticias por parte del compa. 

 Equipo limpiando la zona del parque desalojada

Casi finalizando el trabajo, llegan las buenas nuevas, ¡por fin está fuera! Esperamos su llegada con un café, muy necesario dado el poco descanso de estas semanas. Por fin reunidos, nos cuenta cómo se han sucedido los acontecimientos. Durante el desalojo, comienza a grabar con el móvil, la policía se acerca y le pide la documentación, tras lo cual, le piden que les acompañe a comisaría, simplemente por estar grabando. Descubrimos que aquí también se estila la Ley Mordaza. Nos comenta que sólo ha habido un momento un poco violento, cuando le intentan arrebatar el teléfono para ver la grabación. También nos cuenta cómo, rápidamente, a través de otros voluntarios, se ponen en marcha algunos abogados con quienes han contactado a través de uno de los Centros Sociales en los que habitualmente se organizan y reúnen los voluntarios independientes. En la misma comisaría, los policías discuten sobre los pasos a seguir. Por lo visto, no quieren líos diplomáticos con la Embajada Española, así que deciden dejarle irse sin cargos, no sin antes intentar que firmase unas diligencias en griego, a lo cual por supuesto, no accede.

Tras contarnos todo este periplo, y hacer algunas gestiones, ponemos rumbo a Sinatex. Hoy se unen otros tres nuevos voluntarios, con quienes repartimos los desayunos, pues quieren conocer el trabajo que estamos haciendo, así como las condiciones del campo etc. En cuanto llegamos, les reciben como habitualmente lo hacen, con sonrisas, abrazos y ofrecimientos de té. Tras una visita guiada por dentro del campo, nos ponemos manos a la obra, el tiempo apremia, y quedan tantas cosas por hacer… Nuestros amigos, se unen a la tarea, totalmente integrados en la dinámica del campo.


 Creamos algunos juegos para el Cultural Center

Al final de la tarde, avistamos un grupo de personas llegando a Sinatex. Muchos curiosos, nosotros incluidos, nos acercamos. Cuál es nuestra sorpresa cuando, al  llegar, nos damos cuenta que se trata de un grupo de Testigos de Jehová, que vienen a evangelizar. ¡Alucinamos! ¿De verdad creen que esto es lo que más necesitan las personas que viven allí?

Tras despedirnos del equipo de desayuno, y terminar de recoger el Centro Cultural, no podemos evitar entrar a tomar el té con una de las familias del campo. Almas, la madre, espera cada día el momento en que finalizamos el trabajo para persuadirnos y compartir un momento juntos, con una conversación agradable. Esperamos algún día poder recibirla en nuestra casa, tal y como ella lo hace cada día.

OPEN THE BORDERS!


                                         El té de cada día






jueves, 25 de agosto de 2016

DÍA 11: Cena en familia

Una parte del equipo llega ahora a casa, doce de la noche. La otra parte, está despidiendo a una buena amiga, compañera y por siempre parte de esta historia que cambió nuestras vidas. Un fuerte abrazo  de esos que llegan al alma (nos vemos en Zaragoza, guapísima).

Hemos comenzado con lo que ya se ha convertido en una rutina, acortamos el tiempo de nuestros desayunos para poder repartir una comida por los parques de Thessaloniki. Qué decir de las historias, la situación y el poco caso que se hace a los que Eduardo Galeano llamaría los nadies de este conflicto. Repartimos de la forma más equitativa posible agua, leche con un poquito de cacao y cualquier cosa que se puedan llevar al estómago para palear las calamidades de la vida en la calle.

Tras la ardua tarea para nuestros corazones, volvemos a separarnos. Mientras la mitad de nosotros estamos en el campo terminando a contra reloj los frentes que tenemos abiertos, la otra mitad nos vamos en busca de una fábrica en la que se guardan montañas de ropa y zapatos que las fuerzas de seguridad del estado griego sacaron con una pala retroexcavadora de los tres núcleos okupas que se dedicaban a organizar este caos.

Se puede estar de acuerdo con esta  filosofía o no, eso depende de la forma de pensar de cada individuo, lo que está claro es que nadie, ni el gobierno, ni las grandes ong´s hacen nada por ellos. Sólo pequeños grupos de voluntarios independientes intentan cubrir sus necesidades más  básicas de la mejor manera que pueden.

Una vez encontrada, nos cuentan la historia del lugar, es una empresa que fabricaba azulejos y después de su quiebra, los mismos trabajadores la convirtieron en una fábrica de jabones ecológicos y que gestionan de un modo cooperativista. En una de sus asambleas decidieron ceder un espacio para que toda esta ropa y trabajo no quedara arrojada en un olvido por ser una molestia para el partido político de turno. No os conocemos ni sabemos quién sois, pero ¡mil gracias!

El trabajo allí dentro no es divertido, ni el espacio reconfortante, pero sí necesario. Entramos en un bucle de separar por tallas y temporadas, y nos acude a la cabeza las imágenes del primer día de rebajas en la zona de oportunidades. Esto nos hace recapacitar sobre el estilo de vida que llevamos, en una sociedad completamente consumista, y como nos deshacemos de las cosas materiales, ya sea porque no están a la moda, pasaron de temporada, o simplemente porque las compramos en un impulso de derroche y nunca las llegamos a utilizar.

                                      Ropa con mucha vida por delante

Montamos en el coche con un polizón a bordo, un nuevo amigo que hemos conocido en los repartos matutinos y que quiere conocer Sínatex, su gente, y la tarea que allí se realiza. No puede venir en mejor momento, pues hoy, ¡tenemos fiesta!

Con el fin de acercar más aún si cabe, la cultura española y kurda, hemos organizado una cena  con los mejores manjares de cada pueblo. Rollitos de arroz entre hojas de parra, ensaladas de queso, tomate y pepino,  pisto picante de pimientos, yogurt líquido para untar, berenjena y calabacines rellenos y, como no, tortilla de patatas.

Casi obligados por el protocolo, nos hacen sentarnos a los internacionales a un lado, los Sirios al otro. Se suceden las conversaciones, las risas y las caras de satisfacción y alegría. Si fuese una competición por qué lado de la mesa ha quedado más prendado del otro, sería empate. Tras una digestión complicada por la cantidad de comida, y ayudada por unos cuantos tés,  nos levantamos para comenzar las despedidas. Hoy mucho más significativas, si cabe.
Pero el karma funciona, y como era de esperar, nuestro nuevo compi se ha enamorado del  ambiente que se respira en este lugar, y sin dudarlo ni un momento, ha decidido continuar con la tarea que nuestra compañera ha realizado todos estos días.
                                         Festín de amor


Es la una y cuarto de la noche, todo el equipo está durmiendo menos yo. Solo me acompaña el sonido de los coches de la calle y las teclas del ordenador. Mañana será otro día que comience maquetando esto para que podáis leerlo. Me voy a la cama con la sensación de haber estado en una reunión familiar de esas en las que solo se celebra el estar juntos. 

miércoles, 24 de agosto de 2016

DÍA 10: A FLOR DE PIEL

Empezamos el día rauda y velozmente. Debemos estar a las 9:30 para repartir el desayuno con otros voluntarios independientes por los parques. Ver la situación de las personas que están en el parque sigue siendo muy duro para nuestros corazones. Sobreviven sin ninguna necesidad básica cubierta y a su suerte o a la de las mafias,  dependen de la voluntad de las personas que de manera independiente nos acercamos, así cada día sin saber si beberán agua o comerán. Son los olvidados en un conflicto que trasciende la guerra de Siria: iraníes, afganos, pakistaníes que también han dejado sus hogares y sueñan con llegar a Europa para una vida digna y que sin papeles no existen a los ojos del mundo, de Europa o de sus nuevos vecinos griegos.

Más tarde en el campo seguimos con nuestros múltiples proyectos: la creación de juegos como el mikado, la construcción de sillas y pufs, maceteros para el jardincito de la escuela,…

                                    Estrenando el Mikado

Gracias a las páginas amarillas hemos creado otros proyectillos como el del jardín culinario dentro del campo, que os contamos ayer, o el kit de peluquería y barbería para que los profesionales ofrezcan sus servicios a los compañeros.
En la escuela seguimos con las actividades y las clases de inglés con pequeños y adultos que muestran un interés increíble, así da gusto.

Gracias al jardín culinario, hemos encontrado una rana verde que ilumina la cara de grandes y pequeños al ver vida a su alrededor en un sitio tan yermo. Le construimos un hogar temporal para llevarlo a la escuela donde los niños están estudiando animales en clase de inglés. Así que hoy aprendemos sobre la rana mientras la observan, imitan, ilustran y escriben sobre ella.

Por otro lado continuamos grabando el documental, ahora ya, con entrevistas personales.

              Entrevistando a nuestro amigo Rudim

Por otro lado, hoy han tenido una reunión en el campo algunas personas de organizaciones que ofrecen sus servicios allí. Hay que prepararse para el invierno, nieva mucho y la instalación y los habitantes no están preparados para el frío. Hay tiendas textiles a la intemperie y, obviamente, no son impermeables. Además no tienen ropa de abrigo, ya que llegaron con la idea de estar en sus destinos europeos en una semana.

Nuestro granito de arena es diseñar, comprar y empezar a construir con los carpinteros del campo, y cualquiera con ganas de aprender, un suelo que eleve las tiendas exteriores para no estar en contacto con el asfalto y aislarlas un poco del frío y la humedad de la nieve.

Cada día nos damos cuenta del poco tiempo que nos va quedando y lo mucho que hay que hacer. En las conversaciones que mantenemos, en los innumerables tés a los que nos invitan, nos cuentan sus éxodos, sus vidas anteriores, sus planes y sueños, así como las necesidades médicas que intentamos solventar.

Aquí seguimos, al pie del cañón, mano a mano y con el corazón a flor de piel.

             Nuevos asientos.¡Nos encanta reciclar! 





martes, 23 de agosto de 2016

Día 9. Las dos realidades



Nos levantamos dispuestos a poner en marcha nuevas iniciativas. Como consecuencia de la crisis de refugiados, en Grecia, hay dos realidades:  La de las personas que tienen condición de refugiadas y las que no.

Las personas que no tienen condición de refugiadas, no tienen derecho a vivir en un campo. Vienen en su mayoría desde Afganistán, Paquistán e Irán.  Muchos viven en la calle, casas okupadas, siempre pendientes de posibles desalojos,  o los más “afortunados” en pisos alquilados, gracias a la solidaridad de algunas personas.

Hoy vamos a contaros esta segunda realidad.

                                                   Gente viviendo en el parque
                                         
Nos dividimos de nuevo. En el campo empezamos con las tareas rutinarias y conseguimos trabajar un huerto comunitario,  en el que colaboran orgullosos algunos adultos. Nos sorprende y sobre todo, nos alegra que nos permitan hacerlo dentro del campo.

La otra parte del equipo nos reunimos con un grupo de españoles que se dedica a repartir el desayuno a la gente que vive en la calle.  Quedamos en un parque, donde ya podemos ver a gente esperando su cola-cao, frutas y galletas y nos desplazamos a varios puntos más con el mismo desayuno.

Después de una noche de tormenta y varios chaparrones, las condiciones en las que nos los encontramos son inhumanas. Ropa mojada, caras de agotamiento…ni siquiera tienen esterillas. Todo esto unido a la intranquilidad constante por el miedo a que la policía les desaloje por estar en un sitio público. Hoy no hay mucha gente y somos bastantes voluntarios, por lo que acabamos pronto.  Aprovechamos para hacer unas compras para el campo y decidimos volver a la hora de comer con la intención de hablar con las personas que se dedican a hacer el reparto de comidas.

De nuevo en el parque, conocemos  a dos voluntarios que están haciendo algunas curas con el poco material médico que tienen. Junto a ellos, nos vamos a hablar con uno de los chicos que se encuentra ahí. Nos cuenta que hoy no ha pasado el grupo y no han comido nada.

Hacemos el recorrido de por la mañana para ver si nos encontramos con los voluntarios, pero nada, hoy no vienen.  Volvemos al parque y después de hacer un recuento de las personas que se encuentran ahí y observar necesidades tan básicas como beber agua, nos vamos al mercado. Compramos agua, zumo, manzanas y plátanos. Repartimos una pieza de fruta por persona y una botella de agua y de zumo por familia junto con un paquete de toallitas higiénicas.

                                                  Esperando reparto de comida

Nos impacta la situación general y varios casos especialmente vulnerables en particular, como una mujer embarazada, dos bebés llenos de polvo y un niño discapacitado.

Salimos hacia el campo, relativamente tranquilos porque nos hemos asegurado de que al menos hoy, van a estar hidratados pero con una estampa difícil de olvidar.

Nos volvemos a juntar los seis y nos preparamos porque vienen curvas. Algunos estudiantes de inglés nos pidieron una clase de conversación donde poder hablar sobre su situación.

Enseguida empiezan a participar y escuchamos sus testimonios, que aceptan que grabemos para el documental que estamos preparando.

Nos cuentan con nostalgia su vida en Siria, con entereza como llegaron hasta aquí y con una fuerza extraordinaria que esperan de su futuro. A nosotros nos cuesta mantener la entereza que ellos demuestran.

Después de uno de los días más intensos emocionalmente, charlamos un rato con los amigos que aún no se van a cenar y después de las despedidas nos vamos para casa.

El plan para mañana es similar al de hoy.

Nos vamos a descansar para coger el día con fuerzas.
Hasta mañana!


lunes, 22 de agosto de 2016

Día 8. Lunes de duelo en Sinatex


Tras la triste noticia que llegó ayer al campo a última hora de la tarde, hoy nos dirigíamos allí pensando que quizá la escuela no hubiese abierto sus puertas y que las familias permanecieran austeramente en sus tiendas. No ha sido así. Como en cualquier otra circunstancia, el mundo no se ha detenido por completo ante la pérdida de uno de sus habitantes, pero sí que ha estado latente durante todo el día el respeto hacia los familiares. Acostumbrados al griterío constante de los niños, hoy hemos respirado calma y tranquilidad inmersas en la rutina del comienzo de la semana.

Nuestra jornada ha comenzado con una nueva misión. Hoy hemos sido los encargados de hacer el reparto de las verduras, que habitualmente es llevado a cabo por EREC. División de tareas desde que hemos abierto el ojo para ser más efectivos, unos al mercado y otros a otros recados. Sobre las once de la mañana nuestra furgoneta ya estaba cargada de kilos de berenjenas,  patatas y ajos y lista rumbo a Sinatex. Antes parada en un impresionante invernadero, donde hemos comprado romero, laurel, aloe vera, y menta para fomentar la construcción de un huerto que les sea útil para cocinar a su gusto y para aliviar de forma natural e indefinida posibles malestares.

                             Nuestra furgoneta lista para ir a Sinatex

Una vez hecho el reparto de los alimentos, cada uno ya sabe cual es su tarea, así que vamos a por ella. Terminar de pintar y barnizar mesas de juegos, hacer carteles para colocar en la carretera alertando de que hay niños en las inmediaciones, cuadrando horarios de las actividades vespertinas de la semana o estrenarse como profesora de inglés. Por supuesto, todo con la colaboración y mirada atenta de los pequeños, de los que no nos cansaremos de deciros que cada día queremos más. Será porque cada día nos dan más.

                                 Terminando la mesa de Backgammon

Hoy hemos comenzado también con la filmación de un pequeño reportaje que, esperamos, sea una muestra de todas y cada una de las identidades que día a día luchan por acabar esta batalla.

                                       Primeras tomas del reportaje

Prácticamente sin haber podido dar todavía al rec y a unos doscientos metros alejados de la puerta del campo, un coche de la policía fronteriza que habitualmente pasa el rato allí, para a nuestro lado. Seguro que ya os lo estáis imaginando, actitud chulesca, autoritaria e interrogatoria  que evidencia la censura ante la crisis de refugiados. Nos pregunta qué hacemos allí, de que organización somos y qué estamos grabando. Nos explica que no se puede hacer porque algún refugiado se puede molestar y entonces nos tendrá que detener, poniéndonos como ejemplo otra situación, supuestamente ocurrida en el pasado en otro campo. Le contestamos que estamos fuera y alejados del campo, no hay nadie alrededor, excepto uno de nuestros amigos que nos acompaña curioso ante la presencia de una cámara, y que en el caso de sacar a aluna persona, no se preocupe, que previamente sabemos que debemos pedir permiso. No es suficiente y nos pide la documentación y que le acompañemos a su oficina, donde apunta nuestros datos mientras otro oficial nos cuenta la misma monserga de un modo más amable. Nos queda claro que no podemos entrar al campo con la cámara, pero el centro cultural es nuestro territorio, allí no podrán callar ninguna voz.

Continuamos como si nada hubiera pasado. Los pequeños enseguida se han percatado de la intervención de la policía y hasta los más enanos nos han preguntado si estábamos bien. No creo que ninguno de estos niños tenga la ilusión de mayor ser policía.

Entrada ya la tarde (otra vez sin darnos cuenta) probamos los juegos de mesa, seguimos con manualidades, partidito de fútbol alevín, yoga para las geniales féminas y continuamos con la elaboración de las “páginas amarillas”, la cual nos aporta muchísima información sobre los inicios del campo y de cómo los propios refugiados fueron a negociar con el ejército y exigieron una serie de condiciones que aún después de cuatro meses no se han llevado a cabo. Como por ejemplo el servicio 24 horas de una ambulancia, mayor cantidad de agua, mejora de infraestructura o llamamiento a organizaciones de voluntariado.

                                                   Últimos juegos de la tarde

Recogemos el chiringuito y terminamos la tarde tomando té en el porche de una familia que nos hace felices solo por el hecho de estar allí. Nos encanta este ratito de final de tarde, el Sol se ha puesto, el aire corre y alivia el calor de todo el día y pueden olerse deliciosos guisos caseros. Al encaminarnos hacia la furgoneta la gente quiere despedirse de nosotros, los niños se suben en ella sin querer que nos vayamos y los mayores nos invitan a que al día siguiente vayamos a su haima. Así da gusto.


Es momento de juntarnos los seis después de todo el día. Pese a que ha sido tranquilo,  la cabeza nos va a tope. Conforme se acerca la vuelta a España, cada vez tenemos menos ganas de irnos y vamos viendo más necesidades. Somos conscientes de que es imposible abarcarlo todo. Somos conscientes de que sus vidas no dependen de nosotros. Somos conscientes de que antes o después tendremos que decir adiós, pero de lo que seguro somos conscientes es de que intentaremos hasta el último segundo que Sinatex sea un campo felizmente autogestionado.  

domingo, 21 de agosto de 2016

Día 7. Semillitas germinando


Llegamos al ecuador de nuestra andadura y como todos los días, nos levantamos cansados,  pero el tiempo que nos cuesta despejarnos es tan corto como el que nos supone comenzar a proponer nuevos proyectos e ideas que ponemos en común en  el desayuno. Nos da la sensación que durante la noche cada uno hace su reflexión particular y analiza sus propuestas de mejora para aportar a la mañana siguiente. Durante el mismo se van sucediendo conversaciones y sensaciones vividas en los días anteriores que reflejan en nuestros rostros sonrisas cargadas de ilusión y ganas de seguir aportando todo lo que podamos.


                                         Los más peques siempre dispuestos a colaborar

Nos montamos en  la furgo rumbo al campamento y vamos notando que progresivamente le cuesta más subir las cuestas, quizás sea porque cada día está más llena de todo lo que nos aportan las personas que vamos conociendo más profundamente. Una vez allí, las primeras horas del día las llevamos a cabo trabajando  de manera conjunta (colocamos la red de voley, fabricamos fichas de ajedrez para la mesa-tablero, construimos un “mikado”, y elaboramos nuevos carteles...) Estos trabajos que hacemos entre risas y guiños alimentan y favorecen, si cabe más, la cohesión entre nosotros.

Apreciamos durante nuestras construcciones matutinas, la curiosidad de algunos adultos que salen del campo para observar las cosas que vamos haciendo.
Hoy nuestra estancia, nos regala otro maravilloso momento, Halil se reencuentra con su padre que había sido deportado a Turquía un tiempo atrás, el cual pudo escaparse de diferentes controles policiales para poder encontrarse de nuevo con su familia.

Nos vuelve a sorprender la generosidad de la gente, cuando nos traen tres platos de guiso de garbanzos para cargarnos de energía, hecho que nos hace pensar que estamos recibiendo más de lo que nosotros podemos llegar a aportar.

Después de comer y, sin tiempo para digerir los productos griegos y kurdos, decidimos, de la misma manera que el día anterior, diversificar  tareas y varios acceden dentro del campamento para continuar con nuestras “páginas amarillas”, fomentando las capacidades de los habitantes e intentado captar las necesidades de otros para procurar solventarlas en la medida de nuestras posibilidades . Por un lado, percibimos a muchos más activos y motivados con su sentimiento de utilidad gracias, en parte, al trabajo incansable de Rudim, nuestro traductor. Algunos inician pequeñas tareas de carpintería y otros deciden plantar algunas semillas en espacios que ellos mismos han creado para ello. Nos ilusiona y enriquece la idea de que el campo pueda seguir los pasos de la autogestión. Además, dos jóvenes del campamento aceptan la idea de iniciar la semana que viene clases prácticas de dibujo y deporte.

                                                      Elaborando las "páginas amarillas"

Algunas personas nos preguntan, inmersos en un mar de dudas, que país les recomendamos para pedir asilo. Deben seguir un procedimiento de elección de ocho países en orden de prioridad, los cuales, desgraciada e injustamente no abrirán sus puertas para poder reorientar sus vidas.

En una de las paradas entregamos a una persona, con dificultades visuales percibidas ayer,  varias gafas graduadas que recopilamos de España  donadas por amigos y familiares para que pueda probarlas y así paliar sus dolencias, así como una listado de hospitales gratuitos en la ciudad de Tesalónica.

Otro alto en el camino, nos detiene en una de las tiendas  del interior, donde otra de nuestras compis mantiene conversaciones con un grupo de mujeres que confiesan, de manera abierta y confidente,  algunas  de sus  necesidades , tanto materiales (papel, azúcar, aceite..) como personales (mayor independencia respecto a sus responsabilidades familiares y sentirse bien con ellas mismas…)
Durante el recorrido por el interior del campo surgen conversaciones de gran intensidad con momentos y palabras que serán muy difíciles de extraer de nuestras cabezas y corazones para el resto de nuestras vidas.

Mientras tanto, en las aulas exteriores, continúan las actividades ya asentadas con los niños, así como otras nuevas propuestas, de carácter innovador con los adultos, a las cuales, como en días anteriores, sobre todo mujeres y adolescentes acceden ilusionados. Hoy toca sesión de masajes de mamás para bebés y para ellas mismas.

                                                           Taller de masajes para bebés

A unos pocos metros  conseguimos reorientar a los hombres en su práctica deportiva, con la nueva red ya instalada, algunos se acercan a echar unos toques de voley. Seguro que con el paso de los días podrán alternar los deportes siendo que, además,  hemos cargado en la furgo una vieja canasta que estaba guardando polvo  para intentar arreglarla y darle uso en las próximas jornadas.

                             El voley también mola


Poco antes de concluir la sesión de masajes, se escuchan a lo lejos varios gritos desesperados de varias personas, podemos observar el tumulto formado y tras varios minutos de incertidumbre nos hacen saber que dos hermanos han recibido una llamada telefónica desde Turquía notificando el fallecimiento de su madre en un accidente de tráfico.  Se genera, tanto fuera como dentro del campo, una sensación de vacío y tristeza que también nos envuelve a nosotros que nos encauza a decidir que es el momento de terminar con las actividades y empezar las tareas rutinarias de recogida y limpieza de las aulas y alrededores para poner fin a otro día intenso, afable y enriquecedor.


sábado, 20 de agosto de 2016

Día 6. Polvo, tiendas, viento y sol

Empezamos el nuevo día con alegría, hemos roto el récord y hemos dormido más de media docena de horas por primera vez. Hoy, sábado, es un día de más relax y desayunamos con la calma, tenemos que hacer compras básicas para nosotros: fruta , pan,…vivimos con tanta ilusión, que a veces se nos olvida que comemos o incluso que tenemos aparto excretor.

De camino al campo “caza-mierdasqueamos”. Para los no iniciados, se trata de la afición de coger todo lo que la gente tira como basura y que nosotros resucitamos de nuevo, así hemos cogido una mesa de té medio rota que actualizaremos.

Llegamos a Sinatex pasado el mediodía, y van llegando poco a poco nuestros pequeños amigos con ganas de empezar el cotarro. Empezamos con nuevos proyectos de infraestructura como ganarle espacio al sol con un nuevo sombrajo y la confección de una red de vóley que ilusiona a la chavalería, además, continuamos con otros trabajos ya iniciados, como la mesa de ajedrez y actualizamos la mesa que acabamos de cazar y deciden convertirla en un tablero de backgamon, se acerca algún hombre y jovenzanas que se añaden al trabajo. Mientras estamos con los pequeños en una sesión de baile que resuena por todo el campo.

  
                                                                    Bricolaje 

La lluvia nos regala un ratito de frescura y un rato más tarde nos ponemos a comer juntos y sentados en los bancos que construimos, también, por primera vez. Víctor, nuestro gran amigo nos acompaña, es uno más.  Los demás miran con cara de asquillo (algunos la describirían como “hamás, hamé hamón”)a  nuestros bocatas de jayufa (jamón) y montan una sesión de ”música kurdish” que se oye en todo el campo. Pronto nos levantamos para unirnos al kurdi-guateque donde bailamos con las chicas adolescentes que se mean por nuestro estilo.

Pronto llegan las mujeres para la “Beauty party” al principio discretas, pero a medida que se va llenando el lugar las reciben con el típico grito árabe (Zaghareet), les encanta tener un espacio para ellas, se maquillan, se pintan las uñas, se peinan y nos peinan,  y todo a pesar de que los niños no las dejan en paz ni un ratito. Están en su salsa, algunas vienen por primera vez al espacio cultural, se jalean, se ponen a hacer percusiones y cantar, flotamos entre risas.

Mientras, otros estaban en una nueva clase  baile para adolescentes, jugando con los niños, tomando el té con las familias y acabando proyectos bricomaniacos.

         Calentando motores para la clase de baile
Las conversaciones acercan nuestros corazones cada día aún más: compartimos el pasado, el presente y el futuro, quieren que sepamos que DAESH o cualquier “otra organización terroristal” no son musulmanes de verdad, los que se sienten musulmanes nos cuentan que el islam es ser hermanos de todo ser viviente y lo demás son paparruchadas.

Además hoy teníamos un nuevo plan para proponer a los adultos, crear unas páginas amarillas con los habitantes del campo donde cada uno ofreciera sus habilidades personales (carpintería, costura, aficiones…). Le comentamos a Rudim, uno de los habitantes, la idea para ver su opinión y proponerle que sea él el que lleve la voz cantante. Le parece genial y nos ponemos a diseñar el cuaderno y las fichas personales para hacerlo en inglés y en árabe, así servirá para ellos y para los voluntarios que vamos llegando.

Pensábamos en empezar mañana, pero a él le apetece comenzar cuanto antes. Nos avisa de que quizás algunos se sientan recelosos, ya que están hartos de los censos militares. Empezamos por las tiendas del exterior de la nave y tenemos una enorme acogida, creen que es una buena idea.  Nosotros pensamos que esta idea creará tejido social y que les incentivará a crear más proyectos para que así dejen de depender tanto de la voluntad de los que venimos fugazmente. Es enriquecedor conocer sus habilidades, oficios, hobbies y les traslada a la esfera de la acción, de las ilusiones y de los sueños.
                                                 The helping notebook

En la otra punta, la fiesta arrasa, música internacional y étnica, disfrutan tanto que hacen videollamadas a sus familiares en el exterior para compartir su alegría, dicen que hoy han sido felices.

La noche se nos echa encima y comenzamos con las despedidas, tanto amor es difícil de despachar en media hora: besos y abrazos ilimitados.

Acaba otro día en lo que Labordeta diría “Polvo, tiendas, viento y sol”. Mañana dejaremos que nos sorprenda el sol.


viernes, 19 de agosto de 2016

Día 5. El cansancio que alimenta

Día 5. El cansancio que alimenta

Nos levantamos y tras coger fuerzas con nuestros desayunos maratonianos, decidimos que dividiendo fuerzas ganamos en productividad. Además, ya somos seis en el grupo, y tenemos tareas muy diferentes a realizar esta mañana. Nos separamos equitativamente, tres compis se van al campo con Alex, y tres nos vamos de compras.

Comenzamos con las actividades diarias del campo, juegos y cantos con los más peques, y empezamos con la fabricación de mobiliario para la zona del té. También hacemos un columpio muy  modesto que a la tarde colgaremos en un árbol.

                                  Kindergarden con los peques


En la otra punta de Thessalonikis estamos de compras. Cargamos la furgo con un montón  de cosas, desde un altavoz para la clase de música hasta un ábaco para la clase de mates.  También compramos clavos y tablero para poder seguir construyendo las cosas que se nos van ocurriendo, como unos carteles para poner junto a la carretera, pues los niños juegan y corren cerca de ella. Y por si la furgoneta estuviera sufriendo poco con tanto peso, nos hacemos con un gran avituallamiento de agua. Recibimos algunas donaciones no esperadas, “ unos amigos suecos” nos regalan lápices para todos los residentes, y quizás sobren para algún campo aledaño.
               Segundo día de compras

Nos volvemos a juntar cuando el Sol llega a su cénit, y como si el calor fuera una sensación voluntaria, que se pudiera apartar cuando uno quiere, nos reciben a la carrera con saltos y gritos de: ¨¡Amigo, amigo! My friend, my friend!¨, con esa energía solamente atribuible a la gente chica. Nos alegra muchísimo ver cómo la gente de todas las edades se involucra poco a poco en nuestras actividades, deciden pintar una de las mesas con un diseño propio, y otra con el dibujo de un tablero de ajedrez. Aparecen las mujeres exigiendo su clase de yoga que, aunque no estaba programada, la impartimos con gran satisfacción. Casi sin darnos cuenta el sol y el aíre fresco nos va dando un respiro y comienzan a llegar los hombres para echar su liguilla ineludible de todos los días. Nuestro compañero entra al trapo, y creemos que hemos descubierto un nuevo deporte entre el futbol y el rugby, aquí la competitividad y el juego duro es notable.

                                                      Manos a la obra
Los no aficionados somos llevados por la hora del té.  Charlas y bromas con los más mayores, acompañadas con historietas de todo tipo y de ambas partes. Desde las más amargas hasta las que nos hacen llorar de risa. Poco a poco nos vamos integrando con los adultos y no podemos dejar de sentir que, de no ser por el idioma, podrían ser el vecino de nuestra puerta de al lado.

Cerramos el centro cultural y nos guardamos las llaves a buen recaudo. El fin de semana no hay clases y tampoco viene Alex .Nos dejan hacer a nuestro libre albedrío.
                                  Últimos juegos de la tarde
De este modo, nos despedimos de todos nuestros AMIGOS (cosa que nos está llevando unas dos horas diarias aproximadamente), y nos vamos a casa con un cansancio que alimenta. Mañana será otro largo día que termine, a pesar nuestro.


jueves, 18 de agosto de 2016

DIA 4. “Vale, vale, un saquico patatas”

Comenzamos el día haciendo las compras de materiales que necesitamos para poner en marcha nuestras actividades: balones de deportes, pinturas, blocks de dibujo, lanas, esterillas etc. Somos conscientes que esto no sería posible sin vuestra ayuda ¡GRACIAS! También aprovechamos una bobina de cable que encontramos en el camino y la echamos al maletero, estamos seguros que será de gran utilidad.
Llegamos a Sinatex y mientras algunos preparamos todo para comenzar, nuestro amigo Mohamed nos ayuda a anunciar por el campo el comienzo de las nuevas actividades.

Nos dividimos en dos grupos, unos comenzamos con las clases de deporte, en las que, durante la mañana, dividimos a los chavales por edades y adaptamos las sesiones a las necesidades e intereses de cada grupo de edad. Nos damos cuenta de lo acertada que es esta actividad para ellos/as, necesitan descargar energías, rabias y frustraciones acumuladas.

                                  Deporte a pleno sol

Al mismo tiempo, otro grupo comienza las tareas de construcción de mobiliario y decoración de la zona comunitaria del exterior del campo. Pronto se acercan niños, adolescentes y jóvenes, deseosos de colaborar y crear sus propios espacios. Todos ellos y ellas asumen las tareas que van surgiendo en la construcción. Observamos que tienen una gran necesidad de sentirse útiles, de ayudar, de trabajar.
Poco a poco, se va creando un clima en el que los chavales van cogiendo confianza con nosotros, los sentimos cercanos, y algunos de ellos empiezan a abrirse y comparten experiencias personales que nos llegan.
En todo momento se muestran participativos, abiertos y de buen humor, salvando pequeños enfrentamientos entre ellos…  Entre actividad y actividad, pasamos un rato con ellos, aprendemos muchas cosas y también les enseñamos otras. Les hace mucha gracia algunas de las expresiones que utilizamos. Hoy la frase del día entre los niños y adolescentes ha sido “Vale, vale, un saquico patatas”

    Construyendo la mesa del espacio comunitario


        Pequeños y adolescentes colaboran juntos

Por la tarde planteamos una sesión de deporte para mujeres. Tras conversar con muchas de ellas ayer por la tarde, lo que nos solicitan es una clase de Yoga. Muchas de estas familias que actualmente se encuentran en Sinatex, previamente estuvieron asentados en Idomeni, donde tuvieron la oportunidad de practicar este deporte, que por lo que hemos visto, les encanta. De hecho, nos ha sorprendido la asistencia de las mujeres a esta actividad. Habíamos previsto un grupo de 14 aproximadamente,  y este es el número de esterilla que hemos comprado esta mañana. Finalmente, se han superado nuestras expectativas y eso nos encanta. Casi no había espacio dentro de la tiend para que todas pudieran hacer los ejercicios con libertad.

Las mujeres están súper motivadas y por supuesto, han pedido continuar estos días con la actividad. También nos sorprende el estado físico que tiene muchas de ellas, dadas las condiciones de vida actuales y las diferentes experiencias que han vivido. Son mujeres fuertes y con agallas.
No podemos decir lo mismo de los hombres. La mayor parte del tiempo, lo pasan sentados en las zonas de sombra del campo. No participan en las actividades, ni en construcción, ni en clases de inglés, árabe y kurdo etc, que se imparten también para los adultos en la escuela.  Y lo que es peor, ¡ni siquiera se hacen cargo de sus hijos cuando las mujeres acuden a Yoga! Solo hemos visto a los hombres en la zona exterior del campo para jugar un partido de fútbol entre ellos.
Al finalizar la tarde, ha acudido al campo un grupo de voluntarios/as italianos, que también han realizado actividades con los niños, han colocado una red wifi y han estado pinchando música con alguno de los jóvenes del campo.

    Colaborando en la actividad de la ONG italiana

Acabamos el día exhaustos, se acusa mucho el estar todo el día expuestos al Sol. De camino a casa encontramos una tienda de sombrillas de playa, y decidimos comprar dos, para insertarlas en el centro de las mesas que estamos construyendo con las bobinas de cable.
Durante todo el viaje, tenemos la sensación que la vida nos va poniendo en nuestro camino lo que necesitamos en cada momento y también que la gente con la que nos topamos nos facilita y ayuda en lo que nos proponemos.

Ya en casa, descansamos y esperamos que se haga la hora de ir a buscar al aeropuerto a nuestra compi, que se incorpora con muchas ganas a esta experiencia.

Hasta la próxima!

PD: Os volvemos a dar las gracias por las aportaciones que siguen llegando diariamente. Después de varios días aqu,í tenemos claras cuáles son las necesidades a cubrir. El número de cuenta sigue activo, os lo refrescamos:ES44 14910001243000061435




                                    Reunión bajo el árbol

    Momentos de esparcimiento entre actividades